Según Blancpain, hasta mediados de siglo solo se producía aquí una cerveza mediocre de tipo "porter" fabricada en Valparaíso en pequeñas cantidades por el procedimiento de fermentación en caliente, destinado al consumo de los extranjeros. Este tipo de cerveza era una mezcla de distintos tipos de ale o cerveza inglesa, de color oscuro, pesada y con alto contenido alcohólico.
Fue a partir de entonces que se desarrolló la industria cervecera en el país. No obstante la presencia de algunos británicos en este rubro, desde mediados del siglo XIX, la industria cervecera chilena sigue la tradición alemana. Esta última se caracteriza por usar procedimientos de fermentación en frío, a unos dos o tres grados C de temperatura, en contraste con la "fermentación alta" a unos 15 grados usada en las fábricas inglesas, y que es más rápida. Esta tradición germana en la industria la encontramos también en otros países latinoamericanos. Es, por ejemplo, el caso de Argentina donde las cervecerías habían sido iniciadas por los ingleses. Sin embargo, la moderna cervecería Bieckert fundada en 1860, que con el tiempo desplaza a las fábricas anteriores, y la cervecería y maltería Quilmes establecida por Otto Bemberg en 1888 siguen el procedimiento alemán. También en Uruguay fue un alemán quien en 1850 ensayó la producción de cerveza para despachar en su mismo negocio, mientras en México el desarrollo de la industria y los procesos técnicos fueron dirigidos por cerveceros alemanes. En el Perú también se empleó el método de fermentación en frío en la fábrica de los norteamericanos Backus & Johnson de Lima. Debido a este procedimiento, muchas de estas cervecerías, tanto en Chile como en Argentina y otros países, tenían también fábricas de hielo.

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